¿Conoces tu perfil inversor?
Determinar correctamente tu perfil inversor, es calve para hacer la asignación de activos que maximicen tu tolerancia al riesgo y obtener los mejores resultados.
Parece una cuestión sencilla. Pero es tremendamente importante. Saber qué tipo de inversor eres y qué perfil de riesgo tienes, es una de las claves para sacar el máximo potencial a tus ahorros.
Los clientes de los bancos comerciales invierten por regla general, por debajo de su perfil de riesgo.
En parte, esto sucede porque los asesores financieros de las entidades financieras generalistas no quieren que sus clientes les agobien a llamadas cuando las cosas se ponen feas en los mercados financieros. Si están en productos conservadores, los clientes ganan menos, pero hay menos nervios que gestionar cuando llegan momentos de incertidumbre.
La otra razón que explica por qué en promedio somos más conservadores de lo que deberíamos, es por la falta de cultura financiera. Cuando te mueves en un medio que no conoces, estás más inseguro. De manera natural, todos buscamos la seguridad y sentir que tenemos controlada la situación.
La consecuencia de invertir por debajo de tu perfil inversor, es que con los años, obtienes menos rentabilidad por tu capital, de la que podrías haber obtenido si estuvieses bien perfilado.
Pasos para conocer tu perfil de riesgo como inversor
Todos los bancos e intermediarios financieros, intentan hacer una recomendación de inversión lo más idónea posible, a través de un cuestionario de idoneidad o conveniencia.
La normativa MiFID o Directiva europea de los Mercados de Instrumentos Financieros, es la regulación sobre los mercados de financieros, que regula la relación con los clientes de las entidades financieras que prestan servicios de inversión, con el objetivo de dar mayor protección al inversor.
Hasta la fecha, este cuestionario es la mejor herramienta que hay para determinar la tolerancia al riesgo de un inversor y aconsejarle lo que mejor le puede encajar. Pero claro. Es un instrumento útil si se usa bien. Ya que muchas veces están realizados de aquella manera. No debería ser así, pero orientar las respuestas por parte de los asesores, es una práctica habitual. Aún así, como decía antes, en general invertimos por debajo de nuestro perfil de riego.
¿Qué evalúan los test de conveniencia e idoneidad?
Los cuestionarios de inversión, varían en su redacción según entidad, pero mantienen los mismos bloques de preguntas.
Conocimientos y experiencia: Qué productos y servicios conoces, volumen y frecuencia de operaciones de inversión, nivel de educación (nivel académico), profesión (actual y previa).
Situación y capacidad financiera: origen y estabilidad de sus ingresos regulares, activos y propiedades en posesión, gastos, capacidad de ahorro y créditos u otras deudas que tengas.
Objetivos financieros: Tiempo durante el que estás dispuesto a mantener tu inversión (horizonte temporal), objetivo de la inversión (¿para qué inviertes?), la actitud hacia el riesgo y tolerancia (umbral de insomnio).
Con preguntas sobre estos factores, es suficiente para determinar la capacidad para asumir riesgos y la disposición para asumir riesgos.
Y luego, estos bloques se deben revisar periódicamente, para ajustar si procede el plan de inversión. Ya que tus circunstancias pueden cambiar y evolucionar con el tiempo.
¿Cómo saber si tu perfil de riesgo está mal calculado?
Hay dos casuísticas que dejan en evidencia que puedes estar mal perfilado.
La primera y la más evidente, es cuando llegan las curvas a los mercados y quieres cancelar la inversión sin respetar el horizonte temporal establecido. Este es un síntoma claro de que te has equivocado con el nivel de riesgo.
A veces nos subimos a inversiones movidos por la codicia de rentabilidades pasadas, sin ser verdaderamente conscientes de la volatilidad que puedes tener que soportar en un momento puntual. Los inversores que están mal perfilados, salen de sus inversiones en turbulencias, como fruta madura que cae del árbol cuando viene un vendaval.
La segunda situación es más sutil. Se produce cuando tienes capacidad financiera y tolerancia para soportar más fluctuaciones en la valoración de tus inversiones, pero te conformas con productos más conservadores. Estás más tranquilo (y tu asesor también), pero sacas mucha menos rentabilidad de la que podrías. Perjudicando tu patrimonio y combatiendo peor la inflación.
Conclusiones
El punto de equilibrio lo marca la rentabilidad emocional. Una persona puede ganar un 10% en un año. Pero haberlo pasado fatal en el proceso para obtenerlo a lo largo de los meses. Siguiendo las noticias financieras a diario, consultando frecuentemente el estado de posición de sus inversiones, visitando nervioso cada dos por tres a su asesor para que le de claridad sobre lo que está pasando y sufriendo con cada convulsión del mercado. En estos casos, decimos que la rentabilidad emocional ha sido baja. Ha sido capaz de obtener un buen retorno, pero ha sufrido mucho por cada tanto por ciento. Con lo cual, puede que no le merezca la pena.
Mientras que otros que no se han preocupado tanto, están tremendamente satisfechos con el mismo rendimiento que el anterior. Pero prácticamente no han dedicado tiempo a seguir los mercados, ni han perdido el tiempo consultando compulsivamente el balance de las inversiones.
Para llegar a tener la actitud del segundo y tener una experiencia más gratificante, además del perfil de riesgo, uno debe aprender a conocerse a sí mismo. Parece una cosa simple, pero tiene mucha miga.
La inmediatez y accesibilidad de las apps financieras en el móvil son un peligro. Aunque son muy cómodas, creo que están haciendo que los inversores tengamos un horizonte temporal cada vez más breve y obtengamos peores resultados.