Mira a tu alrededor. Puede que estemos viviendo un momento histórico. Una situación que se estudiará en las universidades dentro de una década. ¿No te das cuenta? Sí, fíjate un poco mejor en las noticias o mira la hemeroteca. En el 2006 tampoco lo veíamos. Pero ya sabes lo que vino después. Así que ahora, tal vez estamos en mitad, de lo que luego será recordado como los momentos previos al gran colapso económico. El que tendrá que ocurrir para drenar los excesos del gran ciclo expansivo que hemos vivido durante 15 años. Década y media de la mayor acción coordinada de la historia, orquestada por los bancos centrales de las principales economías del mundo desarrollado y sus catastróficas consecuencias.
Es como si los banqueros centrales no hubiesen previsto nunca las consecuencias. Y hubiesen estado imprimiendo dinero e inyectando liquidez en la economía, como auténticos obsesivos compulsivos. Sin poder parar. Sin poder remediarlo. Interfiriendo en sus pensamientos. Sin criterio ¿Sin imaginar lo que podría pasar después?
Me resulta un poco ingenuo pensar que después de semejante salvajada nadie de verdad se esperase la inflación a la vuelta de la esquina. Que nadie se preocupe. Será transitoria. Decían al principio. Ahora parece que deben actuar y rápido. Contundentemente y con firmeza. Discurso hawkish, lo llaman. Pues menuda vista de halcón, ¡joder!
Dan la sensación de que se han dado cuenta de que esto se les ha ido de las manos. Y que no saben cómo pararlo. Dicen que su prioridad es el control de precios. Y que la recesión no importa. Pues ya veremos. Retratados en la historia quedaremos, por justamente lo que se está decidiendo en estos momentos en los despachos de las personas que más poder económico tienen en el mundo.
¿Lo harán a propósito?
No quiero ser mal pensado. Pero, ¿lo estarán haciendo intencionadamente? ¿Sabían que tendrían que pinchar la burbuja? En algún momento nos tendrían que pasar la factura. Y cuanta más alta fuese la cuenta, peor sería el precio y la forma en la que tendríamos que pagar (puesto que no tendremos dinero o el que tengamos, no valdrá nada)
Porque oye, no sé tú. Pero yo creo que las crisis profundas cuestan vidas. No de una manera directa. No. Pero la gente se queda sin trabajo. Otros no pueden pagar la hipoteca. Y peor es cuando estás enfermo y no puedes pagar el tratamiento. Pero ¿Qué me dices de las taras mentales? ¿Alguien en la sala me quiere convencer de que el confinamiento no existió? ¿Qué las vacunas son inocuas? ¿Qué no ha pasado nada y que todo está bien?
A lo mejor es que somos muchos y no hay sitio para todos en el mundo. Y a las élites se les ha ocurrido, que tal vez, con un poco de esto y otro poco de aquello, si desaparecen unos cuantos cientos de millones en los próximos años, por los efectos secundarios, una guerra mundial por medio y una gran crisis financiera, tampoco pasa nada. Porque es el momento de hacer reset. Y ya está.
Luego dirán que fue la guerra. O tal vez la pandemia. A lo mejor las medidas que se tomaron para salir de algo tan disruptivo como la pandemia. Pero puede que simplemente sea por la inflación. Qué más da. Al final somos unos genios dando explicaciones a posteriori. Seguro que encontramos algo que encaje a la perfección. Y cuando lo hagamos, parecerá tan evidente, que no podremos creer que nadie lo viese venir. O al revés. Que todo el mundo sabía que era lo que iba a pasar y por qué.
Pero no quiero ser alarmista, ni tampoco un catastrofista. Para eso ya está Michael Burry y otros tantos.
¿Qué es lo que va a pasar?
Lo cierto es, que somos realmente malos haciendo predicciones y dando consejos. Y aunque la realidad nos lo demuestra constantemente con nuestras equivocaciones, que impactan en nuestro ego como sonoras bofetadas en la cara, hacemos como si no fuese con nosotros.
El ser humano detesta la incertidumbre. Y hay personas en concreto, que eso de no saber qué va a pasar, lo llevan francamente mal. Así que buscan desesperadamente una explicación a la que agarrarse. Esta, puede ser una razón que encaja con la personalidad o temores de la persona preocupada. O de forma más convencional, es una narrativa común, fabricada y divulgada por los medios de comunicación para la masa. Y con la que nos sentimos cómodos, porque podemos hacer comentarios sobre el mismo tema en la cola de la charcutería o tomando un café en el bar con cualquier desconocido. Y al intercambiar puntos de vista sobre nuestros temores con ese punto de cohesión, nos tranquilizamos los unos a los otros.
Pero eso, dista mucho con estar en lo cierto. Y perdóname que discrepe de nuevo con la opinión común. Pero a mí eso de que todos estemos convencidos de lo que va a pasar, como que no me cuadra mucho. Nuestra incapacidad para predecir el curso de la historia, está más que probada. Así que yo no me trago eso de que vamos a entrar en recesión técnica (sólo) o que vaya invierno más negro se nos viene encima, hay que salir a la calle a hacer algo, porque esto no puede ser y bla, bla, bla.
Pues sí que puede ser. Pero será cualquier otra cosa, menos tal vez, lo que pensamos. Especialmente si es de consecuencias graves y dramáticas. Esas son las peores. Porque hay que aceptar que de vez en cuando ocurre una de esas. Y ahí está clave. No es un tema de miopía por ignorancia agregada o de falta de conocimiento. Es que hay que aceptar, que de vez en cuando pasan cosas, de consecuencias desastrosas para la humanidad. Y no podemos hacer nada para prevenirlo.
Moraleja
Si mi vida fuese una botella de vino, ya me he bebido la mitad. Y entre alguno de los tragos que he tomado, he vivido buenos y malos momentos. Pero también, por desgracia, unas cuantas crisis. Lo que he aprendido de todas esas situaciones es, que las personas que lo viven con miedo cegados por la negatividad del momento en el corto plazo, pierden grandes oportunidades en la vida. Y que las que lo ven con los ojos de la esperanza y miran más allá, son capaces de ver el mundo lleno de posibilidades que suele venir después de esos tiempos de tormenta. Y lo aprovechan. Como te puedes imaginar, a este segundo grupo de personas, les suele ir mucho mejor en la vida. La clave es la actitud, y la adaptación.
Sea lo que sea que venga, se codicioso cuando la mayoría sea temeroso, como dice Buffett. Las crisis son un proceso de destrucción creativa. Como el ciclo de la vida y la muerte, las nuevas ideas renuevan a las que se van y todo avanza y todo cambia. Siembra tus inversiones en tiempos de crisis. Sé paciente. Y mira más allá. Te espera un futuro prometedor.